Este
templo es uno de los edificios más representativos de la
arquitectura gótico-mudéjar de finales del siglo XV en la provincia
de Huelva, estilo al que añade abundantes aportaciones renacentistas
y barrocas.
Situada
junto al Castillo de Sancho IV, la Iglesia se construyó vinculada a
esta fortaleza, a partir de la cual se desarrolló la configuración
urbana de la localidad. Del edificio primitivo se conserva la nave
cubierta con bóveda de crucería sustentada por arcos apuntados
sobre pilares, así como la fachada de portada de granito con
arquivolta.
Posteriormente,
el templo se amplió por la cabecera e incorporó la capilla mayor,
en un proyecto que se inició en 1562 y que contó con la
intervención del arquitecto renacentista Hernán Ruiz II, maestro
mayor de la Catedral de Sevilla. Las obras se prolongaron hasta 1627
y en ellas participaron otros relevantes arquitectos como Miguel de
Zumárraga o Diego López Bueno, quienes aportaron los principales
elementos barrocos.
En
el siglo XVIII la iglesia tomó su forma definitiva. A este periodo
corresponde la instalación del retablo mayor (que obliga reformar
totalmente el presbiterio), la construcción de nuevas capillas y la
reconstrucción del coro y de la torre, así como de la realización
de la portada principal.
Resultado
de esta evolución, el edificio se configura como un templo de planta
rectangular con la nave original gótico-mudéjar y el ábside
poligonal elevado sobre un podium. Sus muros son de fábrica de
ladrillo macizo, enfoscados y pintados tanto exterior como
interiormente, mientras que en las cubiertas se utiliza la teja
árabe.
La
portada principal, denominada del Sol, fue construida en 1730 en
estilo barroco. Presenta arco de medio punto enmarcado por dos
pilastras y rematado por un frontón triangular con el escudo del
Cabildo hispalense y un panel de azulejos con la representación del
astro.
Los
principales valores arquitectónicos del templo se completan con la
torre, construida entre 1746 y 1759. Está compuesta por tres
cuerpos, el primero embutido dentro de la propia nave de la Iglesia,
y rematada con un chapitel con forma de pirámide cubierta de
azulejos.
Retablos
y orfebrería.
En
el interior de la iglesia destacan los retablos, con predominio de
estilos barrocos y neoclásicos. El del altar mayor, financiado por
un indiano oriundo de la localidad y realizado entre 1719 y 1736
según el estilo barroco de la escuela de Llerena, incluye un frente
de valiosa obra de platería mexicana con decoración repujada de
elementos vegetales estilizados.
Información: Antonio Fernández Castaño
Fotografía: José Ángel Cobos