Esta ermita fue construida en Honor a
San Sebastián denominándose "Ermita de los Mártires", tal
vez porque en ella hubiera algunas imágenes de Santos Mártires,
además de San Sebastián. Los libros nos hablan del "Voto de San
Sebastián" y según estos, en aquellos años hubo una gran
epidemia, invocando el pueblo al Santo, que si los libraba de ella,
le levantaban una ermita en su honor y celebraban su fiesta con
rogativas. La epidemia cesó el pueblo agradecido por su intercesión
le edificó esta ermita en el siglo XIV. En ella se da culto a San
Sebastián hasta que se traslada la sede de la Hermandad de la Virgen
del Amparo a esta ermita.
En 1713, consiguen una autorización
para demoler la Ermita de Santa Marina y, con sus materiales,
reedificar la Ermita de San Sebastián, con el objeto de dar culto en
ella a la Virgen del Amparo, a San Sebastián y a Santa Marina. El
traslado se verificó con licencia del Prior de Ermitas en
1736.
Una vez asentados en la que con el tiempo vendría
en llamarse Ermita de Nuestra Señora del Amparo, acometen obras de
ampliación en 1756. Aquel mismo año el maestro tallista Juan
Evaristo añade un arco o cascarón y florón al retablo,
frontaleras, atriles, andas, verdugazo y dos ángeles lampareros, que
aún se conservan. El dorado no pudo hacerse hasta 1748 por el
maestro José Alvarado.
De la obra que se efectuó en la ermita
el año 1756 se conserva el acta de cuentas con fecha 13 de Junio de
1756:
"Iten, se abonan cinco mil y quatrocientos reales
que le gastó en alargar un cuerpo de Yglesia, y hacerla de bóveda
toda y desbaratar el portal y hacer otra puerta más, todo en
materiales y manufacturas de maestros como consta de los recibos de
Rafael Fernández, maestro de Segura de León, y Joseph Martin, su
primo."
En el año 1759, se trasladaron los cantos de la
Ermita de la Magdalena, para construir los portales de esta Ermita
del Amparo, por lo cual se pagaron 486 reales a los peones, estos
portales fueron construidos entre 1759 y 1763 utilizando además el
material sobrante para las paredes que rodean la Ermita, dejándolas
como de una vara y media de altura.
Según un documento que
aparece en el Archivo Municipal de Sevilla, en el año 1724 se abrió
un expediente a instancias de Luis Gómez, beneficiado de Cumbres
Mayores, con el planteamiento, que se le concediese licencia para
hacer una casa en el prado que llaman de San Sebastián, inmediato a
la Ermita de Ntra. Sri del Amparo, donde viviera el Ermitaño.
Entre
1915 y 1919 se vuelve a restaurar la ermita, a cargo de Don José
María Morón y Barrientos, construyéndose la actual espadaña, el
camarín y el retablo del altar mayor.
Fotografía: José Ángel Cobos